jueves, 11 de febrero de 2010

Montando a un tremendo percherón

Esta es fantástica. Al verla subida a un caballo, ahora recuerdo una anécdota que siempre nos contó y fue que un rayo, que cayó en Quintanas, recorrió todo el pueblo, tiró a un hombre al suelo, mató a un caballo y a ella, que debía estar tocando algo metálico en una una valla, le hizo una cicatriz debajo de la rodilla en forma de triángulo.
Lo que sí sé es que nunca le gustaron los animales mucho, no sé si por venir de un pueblo y odiar a las moscas. Y es curioso, porque abuelito tenía una finca en producción, La Reguera, donde se criaron ovejas, vacas, algún caballo y supongo que burros; gallinas, pavos, palomas, conejos y hasta varios pavos reales, que eran el capcricho abuelita Visita.
Me fascinaban aquellas plumas de pavos reales iridiscentes en cada jarrón de la subida de las escaleras de la casa de abuelito y también de la Reguera cuando en invierno no había flores.

1 comentario:

  1. Con el tiempo he sabido que los pavos reales no eran un capricho exótico de gente altanera sino que eran los mejores guardianes de fincas conocidos. Cacarean y gritan más o tan fuerte como los perros en cuanto se acerca alguien y tienen la ventaja, de como siempre se suben a los tejados más altos que encuentran, son más difícil de envenenar.
    Supongo que las aves son mucho más desconfiadas que los mamíferos, por eso nunca se ha podido domesticar a ninguna. Bueno, al menos convivir como mascota con ninguna.
    No veo a un pavo real bien alimentado mordiendo un trozo de carne o comiéndose un pienso envenenado. Al menos nunca he tenido constancia. Así que ya sabéis, agricultores, ni Securitas Direct ni mastines, sino pavos reales. O las 3 cosas mejor, ja ja ja

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Fallecimiento de Anastasia Rojo Fernández . 28/03/2024

  Mi segunda familia: Lola y Taxi de jóvenes. Buenísimas las dos.