miércoles, 4 de diciembre de 2013

Reconocimiento del pueblo de Guardo a Dn. Emilio Fernández Fernández

Un gesto muy suyo, según me comentó Inés al pasarme la foto

Carmen Presa Piñán, su esposa, muy emocionada por todo el reconocimiento

Mamá con Tasi (Anastasia Rojo) y sus hijas Inés y Elena Fernández Presa

Mamá emocionada con Elena y la placa conmemorativa

Placa conmemorativa

Mamá con Elena, Inés y Juanjo (Juan José Luengo)

Mamá al subir al estrado.
Esto que sigue, con el permiso de Mari Paz Brugos, del blog "el baúl de laika" lo comparto esperando que no le importe

Video con las Palabras del alcalde.

 Durante el acto

 Elena y Pili Díez

 Mamá y Carmina Galano


Y aquí el texto que mandé a la concejala, Lali, y que por motivos de duración y tiempo tuvieron que remezclar y cortar:

Con ésta iniciativa de reconocimiento a un vecino popular, querido y respetado, existente ya en Guardo desde hace tiempo, intentamos elegir y destacar anualmente a un convecino que haya tenido una significación humanitaria, social, intelectual, ética o económica en nuestro municipio.

Es por ello que nos hemos planteado que la decisión la tomen los vecinos mayores, los que han convivido con la persona propuesta y que conocen su quehacer, su dedicación y sus circunstancias.
Para ello propusimos a los mayores del hogar del pensionista la votación ente varias propuestas y por unanimidad absoluta en esta ocasión, votaron a Dn. Emilio Fernández Fernández, médico y dentista de ésta localidad desde 1955.
Nuestra propuesta de este año se ha basado, en la labor médica, humanitaria y social ejercida por Dn. Emilio, de los pocos médicos con una especialidad (odontología en su caso) que ejerció en nuestra localidad desde poco después de terminar su carrera hasta su fallecimiento. Ejerció su profesión de dentista desde 1955, hasta 2002, exactamente 47 años ininterrumpidos, compatibilizándola con la atención primaria en la seguridad Social hasta su jubilación.
Querríamos resaltar No sólo la labor médica y humana de Dn. Emilio, que nos aportó tantos pensamientos, conocimientos, ánimo, sonrisas y dedicación a los vecinos, sino su ilustración humanista.
Con respecto a lo que sentía hacia Guardo y sus vecinos, creemos que lo mejor es repetir sus propias palabras concedidas a la revista Quinqué.

D. Emilio, le hemos presentado como un paisano de Guardo, sino de hecho, de derecho por los años que lleva entre nosotros. Vd ¿cómo se siente o mejor dicho de dónde se siente?

Guardo es para mí algo entrañable, ya que he vivido aquí casi medio siglo. Por los años vividos y por la forma de hacerlo, me siento un Guardense más, sintiendo los múltiples problemas, y por supuesto, las satisfacciones, que también las ha habido, que afectan y han afectado a esta población.
De sus primeros años en Guardo, ¿qué recuerdos tiene?.
Recuerdos muchos y a todos los niveles, desde el aspecto de la localidad en aquellos primeros años (casas de adobe, calles sin asfaltar ...) a las actividades que en aquel momento estaban en marcha: Explosivos, la Central Térmica que comenzaba su construcción, o la finalización de las obras del pantano. Todo ello hacia que Guardo fuese un pueblo en ebullición, con una población muy crecida y un intercambio abundante de gentes, que hacia que nadie se sintiese extraño, a pesar de no ser de aquí.
Recuerdo los duros inviernos, cuando los mineros iban en camionetas descubiertas a trabajar, adosados unos a otros para "paliar" el riguroso frío, y sus caras, cuando volvían, totalmente negras, en las que sólo se dibujaba su boca y sus ojos.
Como médico de cabecera que fui, recuerdo las enfermedades que de aquellos tiempos se derivaban, no hay que olvidar que las condiciones y la calidad de vida, de aquel entonces, eran infinitamente peores que las actuales. La medicina, en aquellos años, era difícil de ejercer, pero muy entrañable y enriquecedora por la gran compenetración existente entre médico y paciente.
Desde aquí vaya mi recuerdo para D. Rafael del Val Rojo, D. Celso Pastor Soto y D. Nazario Izquierdo Martín, compañeros y amigos en aquellos difíciles tiempos.
¿Cuál es su recuerdo más entrañable.
Quizás mis recuerdos más entrañables sean aquellos que aquellos que van unidos a la riqueza de una convivencia personal y estrecha con la gente. Una convivencia que me llevó a ser participe activo en la creación y ubicación del primer Instituto de Segunda Enseñanza en Guardo.
Mi inquietud personal, herencia de mi madre, hacia la formación cultural como aspecto prioritario de la vida, hizo que en mi etapa como Concejal del Ayto de Guardo, luchase, junto al resto de la Corporación, por dotar a Guardo de un centro educativo. Sin duda, el mejor legado para un pueblo.
También conocí que carecíamos de la historia de Guardo, y logré que podamos conocerla a través del documentado libro "El Señorío de Guardo", del P. Quirino Fernández O.S.A que se escribió a mis reiteradas peticiones y que ya va en su segunda edición.
¿Qué le ha aportado el vivir y desarrollar su actividad profesional y personal en el mismo municipio, en este caso, Guardo?
Vivir todos estos años en un compaginar de mi actividad profesional de médico y mi convivencia con todo el mundo, me ha permitido realizarme como persona, satisfecho de ejercer una de las grandes profesiones humanitarias, con personas trabajadoras. Este enriquecimiento humano que me han dado las personas con las que he tratado me ha llevado al convencimiento de que se puede ser feliz y realizarse sin vivir en grandes urbes, sin necesidad de grandes pompas y boato y sin lucimiento externo, que nunca he necesitado, pues la inteligencia y la bondad se pueden encontrar en cualquier parte.
Nosotros creemos que cuando menos implica un mayor compromiso ¿está de acuerdo?
Desde luego una convivencia tan prolongada y desde un espacio como es la Sanidad, donde el papel de médico era visto y sentido como una gran responsabilidad y cierta "autoridad", te implica tanto a nivel personal como profesional, un modo de ser y actuar. Te obliga a ser mejor persona, o por lo menos, a intentarlo, sin pretender, ni mucho menos, ser ejemplo, hay que procurar no ser un mal ejemplo. Mi formación, de la que destaco la semilla humanista, me ha ayudado a hacer de la naturalidad y la sencillez, mi bastón de apoyo a lo largo de mi vida.


Esta ejemplaridad que menciona Dn. Emilio en el último párrafo de la entrevista concedida, la ejerció en su lucha contra la enfermedad, de la que salió victorioso de pruebas bastantes duras, ganando muchas batallas a la muerte con una elegancia espiritual y un carácter alegre, como si nada le ocurriera. No le enervaba ni le decepcionaba el deterioro físico, consecuencia de esas dolencias y recaídas que consumían lentamente su vitalidad, y batió todos los records de valor y ganas de vivir.

Por todo ello, creemos más que merecido este reconocimiento que hoy le hacemos como vecino ejemplar en la historia de nuestro pueblo.